jueves, 23 de diciembre de 2010

LA SOGA Y EL ALFAJOR, de Yan Yoré

Yanyo salta la soga, y pasa la tarde saltando, se divierte sola; cuando se cansa, descansa, saca del bolsillo de atrás de su short, un alfajor de hoy a la mañana, hace calor, el chocolate se le derritió casi por completo en la cola, y el alfajor ahora es pura miga. Sentada en el umbral, lo abre igual, se desparraman todas las migas, se le manchan todos los dedos, pero lo come. Por la vereda de enfrente, pasa el chico que le gusta, le sonríe de chocolate, y con las manos manchadas lo saluda. Lo ve alejarse hasta hacerse chiquito y no verlo más. Saca un pañuelito de papel de su pechera, se limpia la boca, se chupa los dedos…, y sigue saltando la soga.   

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