viernes, 9 de marzo de 2012

CRUCIGRAMA



Y unía las letras de la sopa; cruzaba y descruzaba las palabras de las palabras cruzadas. Afilaba el lápiz con un tramontina; usaba la miga de un pan de la mañana, para reparar algún error de la tarde que encontraba cuando releía por la noche. Encendía su equipo, tachaba a veces, se enderezaba en su sillón,  prendía su faso, se reacomodaba, alguna noche alguna varita mágica encendía su aroma, otras no. Algunas cabeceaba, ese aroma de avanzada madrugada lo hacía despertar, y seguir unido a palabras. Decir o no. Ya le había sucedido algo parecido, hacía muy poco; en ese entonces había callado; ahora se encontraba en ese mismo rincón. Mientras sentía, seguía buscando más y más letras, dentro de su sopa.

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