martes, 11 de diciembre de 2018

"Algunas veces, mientras ordenaba las sillas que habían quedado en el patio, repasaba las conversaciones de la tarde. Analizaba puntillosamente las que le parecían más relevantes.
Luego de lustrarlas una a una doblemente (era alérgica a los ácaros y al des-orden), se enorgullecía al ver la madera brillar, y corría al cajón en busca de ese cuaderno que casi todos los días usaba.
Allí transcribía esas palabras que le seguían resonando.
Sentía mucha tristeza por ellos, decía que sus almas estaban vacías e incorruptas. Que eran incapaces de percibir todo lo que ella derrapaba. Los imaginaba llorando de cara a la almohada, y muchas noches hasta le parecía que rondaban su insomnio. Se compadecía de ellos.
En esos tiempos era torpe de persibir su propia tristeza, seguía jugando a que la vida era bella, por ende ser feliz, y agradecer a Dios pese a todo... "
Fragmento de mi libro sin título e inconcluso
Many Aro Geraldes

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