Aparecer, volver a decir… Ir tachando día a día un punto más, en la lista de “puntos pendientes”, sentirse satisfactorio al hacerlo, sin quedarse tranquilo…, con el lápiz afilado entre los dedos de la mano derecha, queriendo seguir tachando, más y más. Preguntándose, esperando respuestas, esperando.
Queriendo entender, sin poder hacerlo, buscando explicaciones desde arriba y hacia abajo, desde abajo hacia arriba, desde adentro y hacia fuera, y por todos los costados también.
Indeciso de decir, inconforme al callar, agazapado ante la posibilidad de que algo de tanto, vea la luz.
Queriendo saltar por la ventana, a veces, queriendo llegar allí donde todo lo que termina no se termina nunca (siempre hay más), o, donde todo vuelve a empezar.
Al darse vuelta, tantas cosas a lo lejos, le hacen entender que sí avanzó, y si mira hacia delante…, cuanto más por avanzar. Avanza.
Busca algún que otro archivo olvidado, lo hace renacer, y así florece nuevamente, como si estuviera ahí, vive.
Despierta, se despabila, quiere, siente y espera.
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