Necesito un cuaderno con mil hojas,
y plumas para escribir en el viento.
Que la tierra se abra por un rato,
juntar hormigas y besarlas.
Que ambas mejillas compatibilicen entre caricia y cachetazo
(extraño las caricias de los tiempos de caricias).
Tiempo tan relativo inexistente,
momento en que sucede la vida y sus arbitrariedades,
como así, sus poemas al oído, en la penumbra de la estrella.
Fragancia rancia, mirada perdida,
nube que tapa, flor que nace y crece.
Viento viajero, humo oscuro por detrás,
brisa maligna, eco que zumba al oído,
retumba en el patio con baldosas cuadradas
que saltan rayuelas marcadas con tizas.
Niñez tan pequeña y breve,
sensación profunda de la nada,
estaca al corazón, sangre que emana en la herida,
borbotón que todo lo tiñe e inunda;
diferente color, diferente forma. Cambio de latitud.
Del precipicio al asfalto gris,
salto en caída. Colchón de plumas.
Cierro los ojos, me sumerjo, abrigo al corazón.
Many Aro Geraldes
A la memoria de mi hermanito Julián, quien se fue antes de lo previsto. Te amo
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