viernes, 16 de agosto de 2019

Sobre lo difícil que resulta, pasar un día sin un cargador cerca, y en teléfono también. 
Sobre lo difícil y hasta miedoso que resulta enfrentar y enfrentarnos. 
Sobre lo difícil que resulta, decía,  correrme de aquí.

¿Pantanos? 

¡Qué gran conflicto! 
¿Vergüenza y pudor?

Tiempos de labranza
Bonanza
Eternos y tan cortos.
Húmedos y tan fríos.

¿Pasajeros?

¿"Paciento" o impaciento?
¿Espero quieta mientras tirito de frío?
¿Me pongo el piyama y me tapo con frazadas?
¿Confío en la primavera?


¿Fuego o mar?

miércoles, 12 de junio de 2019


¿Cómo es una mujer antes de parir?
(¿Antes?)
¿Antes es siempre?
¿Parimos todo el tiempo?

¿En qué piensa?
¿Qué la atraviesa?
¿La merodean otras voces?
¿Le dicen cosas?
¿Le gritan frases?
¿Le susurran?
¿La apuran?
¿La aturden?
¿La hunden y la contienen?
¿Le secan la sal de las sienes?
¿La acarician?

Una mujer pare a gritos.
Pare a vientos
para a fuegos y a cascadas,
para a cúpulas y a estrellas
pare a comienzos,
pare a llegadas y a despedidas.
Incluso para al amor
(se va cayendo como monedas conformando caminos para luego andarlos).
Pare en cada baldosa
se pare a sí misma
se nace.

(Mira esas voces que se van por la puerta,
mira sus espaldas que flotan y se alejan,
mira esa seña con la mano que saluda
como de despedida).

Abraza su propio ser. 

Noche de edición y corrección... Sumando letras..

Mío el silencio.
Mío "el tan apurado de las cosas".
Mías las horas
Que se escapan por delante
Despeinadas.
Infinitas.
Mías horas ya no mías.
Sino del aire, del fuego (de su humo) y de los mares.
De las cosas.
(De lo desconocido.)
¡Latir fuerte!
Lo contenido del llanto.
Llorarlo de una vez.
Mío ese callar de lo no dicho.
Mío el viento que transpira mi espalda.
Mías las ruedas que me llevan y traen.
A mi casa, a mis cobijas,
a mi mate, a mi vino y a mi porro.
A mí más íntimo.
(Bajar la música. O subirla del todo. Buscar lo que quería esa niña.)

jueves, 28 de febrero de 2019

Pensamiento de mi libro inconcluso Many Aro Geraldes

Parte I
Traspaso (tras-paso)
Voy al fondo (hondo).
Hondo miro
La esencia misma
Me le sonrío
La recorro
Con disimulo.
Aprecio el color
De sus cabellos
(sean cual fueran).
Me entrecierro
(me) escucho
Me deleito
Cuencos
Placer
Respiro
Me lleno
(me) vacío
Descalza
Desnuda de mí
Vuelo
Salto
Trepo reptil
Balanceo de mona
En medio de la selva.
Fuerza que golpea
Mi cara.
La atrapo
Aunque sea
Por este rato
¡Qué no se vaya!
¡Qué me habite hoy!
Y si es posible
Mañana.
Qué cuando parta
Sea yo otras
La traspasada.
¡Qué mi grito haga olas!
Qué escapen del mar.
Parte II
Dicen que cuando el llanto venga,
Hay que dejarlo venir.
Qué nada lo detenga y que estalle.
Qué grite fuerte y que explote.
Qué se haga cántaro, y si es frente al espejo mejor.
Qué el dolor se refleje por fin
Hasta agrandar las pupilas.
(Qué esta oscuridad que hoy me habita,
Prenda su luz esta noche).
Dicen que hay que mirarlo de frente,
Estar bien atento y no dejarlo escapar.
Y que si el gato te mira, acariciarlo y seguir.
Dicen que algunas veces, llega como de la nada;
Pero de la nada no es.
Hay que abrir el baúl y comenzar a sacar.
No dejarnos pudrir.
Dicen que cuando el llanto venga, hay que besarlo.
Saborear sus partículas, lamerlas.
Dicen que cuando el llanto vuelva,
Hay que dejarlo volver.

martes, 11 de diciembre de 2018

"Algunas veces, mientras ordenaba las sillas que habían quedado en el patio, repasaba las conversaciones de la tarde. Analizaba puntillosamente las que le parecían más relevantes.
Luego de lustrarlas una a una doblemente (era alérgica a los ácaros y al des-orden), se enorgullecía al ver la madera brillar, y corría al cajón en busca de ese cuaderno que casi todos los días usaba.
Allí transcribía esas palabras que le seguían resonando.
Sentía mucha tristeza por ellos, decía que sus almas estaban vacías e incorruptas. Que eran incapaces de percibir todo lo que ella derrapaba. Los imaginaba llorando de cara a la almohada, y muchas noches hasta le parecía que rondaban su insomnio. Se compadecía de ellos.
En esos tiempos era torpe de persibir su propia tristeza, seguía jugando a que la vida era bella, por ende ser feliz, y agradecer a Dios pese a todo... "
Fragmento de mi libro sin título e inconcluso
Many Aro Geraldes

Ítalo Calvino "La Gran Bonanza de las Astillas"

Me ocurrió una vez, en un cruce, en medio de la multitud, de su ir y venir.
Me detuve, parpadeé: no entendía nada. Nada de nada; no entendía las razones de las cosas; de los hombres, todo era insensato, absurdo. Y me eché a reír.
Lo extraño para mí era que nunca antes lo hubiese advertido. Y que hasta ese momento lo hubiese aceptado todo: semáforos, vehículos, uniformes, monumentos, aquellas cosas tan separadas del sentido del mundo, como si hubiera una necesidad, una consecuencia que las uniese una a otra.
Entonces la risa se me murió en la garganta, enrojecí de vergüenza. Gesticulé para llamar la atención de los transeúntes y "¡Deteneos un momento!", grité. "¡Hay algo que no funciona! ¡Todo está equivocado! ¡Hacemos cosas absurdas! ¡Este no puede ser el camino justo! ¿Dónde iremos a parar?
La gente se detuvo a mi alrededor, me observaba, curiosa. Yo estaba allí en medio, gesticulaba, me volvía loco por explicarme, por hacerles partícipe del relámpago que me había iluminado de golpe: y me quedaba callado. Callado, porque en el momento en el que alcé los brazos y abrí la boca, fue como si me tragara la gran revelación y las palabras me hubiesen salido así, en un arranque.
-¿Y qué? - preguntó la gente-. ¿Qué quiere decir? Todo está en su sitio. Todo marcha como debe marchar. Cada cosa es consecuencia de otra. ¡Cada cosa está ordenada con las demás! ¡Nosotros no vemos nada de absurdo ni de injustificado!
Yo me quedé allí, perdido, porque ante mi vista todo había vuelto a su lugar y todo me parecía natural, semáforos, monumentos, uniformes, rascacielos, rieles, mendigos, cortejos; y sin embargo aquello no me daba tranquilidad sino tormento.
-Disculpad -respondí-. Tal vez me haya equivocado. Me pareció. Pero todo está en orden. Disculpad -y me abrí paso entre miradas ásperas.
Sin embargo, todavía hoy, cada vez que no entiendo algo (a menudo), instintivamente me asalta la esperanza de que esta vez sea la buena, y que yo vuelva a no entender nada, a adueñarme de aquella sabiduría diferente, en un instante encontrada y perdida.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Fragmento

"Dejé el chaleco colgado en la silla y salí corriendo a buscarla. Subí las escaleras caracol más enceradas que nunca (en esa época alguien se encargaba de hacerlo), la respiración entrecortada y cortada y esos pasillos más interminables que siempre...
La puerta estaba abierta y se escuchaba el silencio salir por los ventiletes de luz.
Sobre la mesa todavía desparramadas las migas y colillas; los vasos a medio tomar olían a fermentados por el excesivo calor que soltaba bichos por las alacenas (más adueñados de todo que ella, aunque aún no lo sabía, pero podía sentirlo).
En la única puerta más al fondo la ví. Tenía los ojos abiertos y más grandes pero no me miraba. ¡Todo tan espantoso! Como ella también caí y no recuerdo más na...
Luego, trataron de persuadirme; confusa, supe bien que no lo había soñado.
Es desde entonces que no dejo de buscarla. No comprendo cómo sólo yo la busco... Es que nadie la conoce ni la recuerda. Me da miedo haberla inventado."
Fragmento de mi libro sin nombre e inconcluso...
Many Aro Geraldes

sábado, 24 de noviembre de 2018

Antes de ir a dormir, un pensamiento más en Luna Llena

"La espuma de lo sutíl, 
Se esfuma igual que aquella,
la que fue tu sombra,
que dobló la esquina
Y ahora ya no es nada.
Ni siquiera espuma sutíl que se esfuma."

viernes, 2 de noviembre de 2018

Retrogradación

¿Donde mirarme?
- En el propio espejo
o en el reflejo del agua . 
En los oscuros lentes
o en los ojos en quien te mires- Contestó.

- En la mirada del perro,
es la que me vuelve a mí.- Le dije.


- ¿Andabas perdida?
- El camino desaparecía con tanta claridad. 
Igualita a la obscura noche en medio del bosque sola .
El miedo del brazo rumbo al altar, compañero.
El Grillo subido al hombro, cediome su mano, flamante. 
Los dos sonrientes al sol del domingo.
El miedo atrás- Recordé.

- Mirate sin espejo- me dijo.
Como el ciego que mira sin ver, y puede verlo todo.
Mirate y escuchate, bailate y volate; practicá la sensación.
Vibrate y sacudite, despeinate y tirate panza al sol,
conectate con el cielo, respirá profundo,
reíte a carcajados tan fuerte que tu eco se oiga desde mi terraza
con humo de asado de feriado
con vasos de birra por el medio
con ojos que sonríen cuando se encuentran
que se sonrojan cuando se ven y se piensan,
con choques de copas y sonidos de ensueños.

No sé si mirarme en el mar.
Si en los lentes oscuros.
Si en los ojos que me ven
si en la mirada del perro.
O no mirarme.

¡ESCUCHAR!

Many Aro Geraldes
03/11/2018






jueves, 20 de septiembre de 2018

Esta luna capricorniana,
esta luna acuariana,
estas lunas mías tienen algo;
algo que acaricia el brazo y eriza la piel.
Estas lunas tienen algo que no quiero saber.
Sentir.
Bailan, soplan frases de amor, gustan a limpio.
A cabello recién lavado secado al sol.
A letras claras. Grandes escritas.
Al sabor del chocolate más rico, o al más rico de los vinos.
Saben a tiernos recuerdos, los guardados en el alma.
Al segundo mate, cualquier mañana de estas.
A la emoción de escribir una vez más, acumulación de sentires.
A mis amigos, de las manos, los tramos, de los tramos de los tramos.
A la tibieza de mi gata cuando la abrazo y me abraza, y no me importa su aliento.
A la tristeza del hermano que se fue, y no sé a dónde está...
A pájaros que cantan antes de que amanezca, y el mundo es sus cantares.
A esta primavera , que me recuerda a otras primaveras (casi siempre contenta).
A mi hija que lo embellece todo.
Sentires puros de un 20 de septiembre, bajo la influencia de las lunas de capricornio y acuario, y en vísperas de Luna Llena.
Many

jueves, 30 de agosto de 2018

Necesito un cuaderno con mil hojas,
y plumas para escribir en el viento. 
Que la tierra se abra por un rato, 
juntar hormigas y besarlas.
Que ambas mejillas compatibilicen entre caricia y cachetazo
(extraño las caricias de los tiempos de caricias).
Tiempo tan relativo inexistente,
momento en que sucede la vida y sus arbitrariedades,
como así, sus poemas al oído, en la penumbra de la estrella.
Fragancia rancia, mirada perdida,
nube que tapa, flor que nace y crece.
Viento viajero, humo oscuro por detrás,
brisa maligna, eco que zumba al oído,
retumba en el patio con baldosas cuadradas
que saltan rayuelas marcadas con tizas.
Niñez tan pequeña y breve,
sensación profunda de la nada,
estaca al corazón, sangre que emana en la herida,
borbotón que todo lo tiñe e inunda;
diferente color, diferente forma. Cambio de latitud.
Del precipicio al asfalto gris,
salto en caída. Colchón de plumas.
Cierro los ojos, me sumerjo, abrigo al corazón.
Many Aro Geraldes
A la memoria de mi hermanito Julián, quien se fue antes de lo previsto. Te amo 

viernes, 13 de julio de 2018


El viento del invierno lo vuelve gris.
Como si delineara un vidrio con la punta de su dedo,
empañada la mirada,
dibujando en el soplido tormentoso todo aquello que se escapa
Más de prisa que el tren ligero en la estación.
Su agitar estresado ya no importa.
Solo vale maldecir y llorar su puta suerte
Embriagada de alcohol de madrugada,
Confusa entremezclada...
El viento del invierno lo vuelve gris.
Sopla helando las ideas y las ganas que alguna vez sintió.
Allá lejos, más lejos que el tren perdido.
Sólo, zambullido en el viento.